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Para comenzar con un año nuevo feliz



Haz que todas tus mañanas sean brillantes, llénate de optimismo,

piensa que todo te saldrá bien y no precipites los acontecimientos.

No te apresures a tomar decisiones, date tiempo para pensar.

No dejes que otro piense por ti, porque tú tienes tu propia personalidad.

Sé tú mismo, no dejes de serlo para complacer a otros.

Si tienes buenos amigos, disfruta de su compañía y de su amistad.

Comparte con tu familia, saca tiempo para estar con ellos.

Nunca trates de imponer tus propios criterios.

Cada persona tiene derecho a opinar y tu deber es oirla.

Si así lo haces, tu palabra cobrará más fuerza.

Sé paciente con los demás, así demostrarás tu alto grado de madurez.

Haz buen uso de tu dinero.

No desperdicies tu tiempo, pues el tiempo bien usado es un reflejo de tu carácter.

No comas con glotonería, sino para alimentarte.

No lo hagas por llenar el vientre, sino por una necesidad.
Saca tiempo para meditar y aprende a contemplar toda la hermosura que Dios creó a través de la Naturaleza.

Respétate a ti mismo y verás que los demás te respetarán.

Esfuérzate cada día por ser un buen ciudadano útil en la sociedad.

Si practicas estas reglas, seguramente serás en el Nuevo Año un ser humano feliz, porque con tu comportamiento estarás aportando para una mejor convivencia y podrás servir de inspiración para otros.

Año Nuevo



Celebración

En Rusia hubo un tiempo en que se celebraba el Año Nuevo con cien cañonazos; entre nosotros, aquello ha sido reemplazado sobre todo por fuegos artificiales.

También el 31 en la noche en Nueva York, la gente se reúne por millones en Times Square, en donde las 12:00 a.m. desciende un globo plateado.

En Londres lo hacen en la plaza de Trafalgar; en Madrid, en la Puerta del Sol; en Río de Janeiro, en la playa de Copacabana. Entre nosotros, ¡donde nos coja!

Rituales

Esa noche, según algunos, no debe hablar de la muerte ni proferir malas palabras.

Para algunos se debe usar ropa interior de color amarillo; para otros, rojo.
Lo que sí parece que nadie omite es la costumbre de comerse las 12 uvas: una con cada campanada y acompañada de un deseo.

Otros se bañan en champaña, le dan vuelta a su cuadra cargando una maleta, o se abren las puertas o las ventanas de las residencias.

Otros se sientan y se levantan 12 veces seguidas; o colocan dinero dentro de los zapatos o se comen una cucharadita de lentejas.

En esa noche no se debe usar platos o lozas astilladas. Muchos no comen carne. Usan ropas nuevas. Otros colocan un balde de agua debajo de la cama. Las circuncisiones en los hombres eran efectuadas los primeros de enero, el día de San Ildefonso Arzobispo, y habría que ver cuántas otras originalidades no se usan en extraños países.

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA.



Un año no es otra cosa que “el tiempo que tarda la Tierra en realizar una revolución completa alrededor del Sol”. Durante ese mismo lapso “la Tierra da también vueltas sobre sí misma, y efectúa algo más de 360 rotaciones”.


Pero no vamos a entrar en detalles más específicos de lo anterior, lo cual es algo muy complicado y nos va a desvalorar sin tan siquiera haber probado una gotita que sea comprensible.


Más útil nos podrá resultar que tratemos de aprender cómo se dice ¡Salud! en diversas regiones diferentes del mundo, lo cual vamos a dejárselo saber.


Si estamos en Estados Unidos, dirán “Bottom up!”, “Happy Day!”, “Here is now!”; en Alemania o Austria, “¡Prosit!”; en China, “¡Nien Nien Jue!”: se comprenderá que no estamos usando la verdadera y correcta ortografía, sino cómo se pronuncian en nuestro idioma esas palabras.


En Inglaterra, “¡Cheers!”; en Francia, “¡A votre Santé!”; en Escocia, “¡Shlonite!”; en Dinamarca, “¡Skal!”; en Gales, “¡Lechio Da!”; en Holanda, “¡Prost!”; en Japón, “¡Kamipai!”; en Italia, “¡A la salute!”.


En polaco, “¡Na Zdro Wíe!”; en griego “¡Ygrain!”; en hebreo, “¡Hehayim!”; en portugués, “¡A sua saludu!”; en ruso, “¡Na Zdoravia!”; en irlandés, “¡Slaínte!”; en rumano, “¡Pentru sanatalea!”; en noruego, “¡Skal”; también en otros lugares de Escandinavia, “¡Dorne Avoastra!”.


En gallego, “¡Saide”!, y su diminutivo es “¡Saudiña!”; en yidish, “¡Lechain”!; en turco, “¡Serese!”; en yugoslavo, “¡Na Zdiavie!”; en Luxemburgo, “¡Prost!”; en Egipto, “¡Fee Zihelak!”. ¿Están cansados? Ya casi que vamos a terminar. En Finlandia, “¡Kippis!”; en Hawaii, “¡Okole Maluna! Havoli Maoli oe; en húngaro “¡Kednes Ege Szs egere¡”. Y como apenas y muy poco libamos licor (uno o dos tragos muy pequeños) de todas maneras les deseamos salud.


Es bueno recordar que no en todos los países, sobre todo si posee diferentes religiones o creencias, el Año Nuevo se celebra el primero de enero. Los judíos lo celebran en septiembre u octubre, y en el mes conocido como Tishri; los musulmanes cambian de fecha; los chinos lo hacen el 14 de febrero y cada Año Nuevo lleva el nombre de un animal (ratón, tigre, buey, conejo, dragón, culebra, caballo, cabra, mono, gallo, perro, cerdo).


Perdón por los posibles errores.

Rituales y hechizos para el año nuevo


Rituales para el año nuevo

Para el nuevo amor
Asegúrese de abrazar de primeras a una persona del sexo opuesto cuando llegue el año nuevo.

Otra agüeria es bañarse en un rio claro el 31 de diciembre.

Para la suerte en los viajes

Salgan con sus maletas mentalizando el lugar (si lo tuvieran)..! Volver a entrar y esperar el viaje

Para la Abundancia
Mantener dinero en efectivo en su poder minutos antes de las 12, muchas personas recomiendan sentarse por algunos segundos encima del dinero para que este no se nos vaya nunca de las manos.

Para atraer el Dinero
Hacer una mezcla de esencia de vainilla con canela en polvo y antes de la media noche del 31 de diciembre lavarse las manos con esta mezcla.

Para cambiar de Trabajo
Poner el 31 de diciembre entre uno de los zapatos tres hojas de laurel, al día siguiente quemar estas hojas. También es muy recomendable realizar la novena de San Patricio ese mismo día.

Para quedar Embarazada
Para este ritual se recomienda concentrarse en lo que se desea (niño- niña- gemelos) a las 12:00 de la noche se debe tomar un vaso de leche.

Para el Amor
Se recomienda para este ritual ponerse ropa interior amarilla con el fin de atraer a una persona del sexo opuesto, esta ropa interior se debe poner al revés y después de la medianoche volver a ponérsela al derecho.
Para quienes quieren atraer el amor y la pasión usar ropa interior roja o rosada es efectivo.

Para tener buena Energía
Es necesario dejar todas las luces prendidas a medianoche, esto les traerá muy buena energía durante todo el año.

Para atraer Oro
Hay que quemar incienso y mirra (la misma que tenían los reyes magos sirve para atraer oro), aparte atraerá a su hogar al quemar estos dos elementos muchos beneficios energéticos.

Para tener suerte en el Año Nuevo
A la media noche hacerse un baño con champaña sin quitársela, (no tiene que estar borracho). No importa lo pegachento que se sienta esto atraerá la buena suerte en todos los ámbitos.

Para atraer la Armonía
Encender una vela color blanco en la casa atraerá una muy buena armonía en ella. Esta se utiliza para recibir el año que entra.

Para sacar las Malas Energías

Es necesario colgar una hoja de sábila a la entrada de su hogar esta se utiliza para espantar las malas energías.




Hechizos para el año nuevo.


El 31 mientras suena las doce campanadas tómese una copa de champaña con la mano derecha. Sabemos que los zurdos protestaran, pero la tradición es clara: tiene que ser con la derecha.

Guarde lentejas en los bolsillos y luego tirelas hacia atrás para que el próximo año le lluevan bendiciones (o comérselas dependiendo del hambre de la persona).

Compre una escoba y un pan fresco y póngalos juntos el 31 como novio y novia ¿ RESULTADO? , dentro de un año lo sabremos.

Elija tres piedras y póngalas debajo de la almohada, estas significan salud, dinero, amor, y por añadidura decirle adiós “a la piedra “que le puede dar si una de estas cosas no se le cumple.

Cómase doce uvas mientras pide un deseo con cada una, y tire lentejas hacia atrás (cuidado con los ojos de los demás).

Mucha suerte y Feliz año para todos, que todos sus Deseos, anhelos y esperanzas se vuelvan realidad! Si tenés alguna cábala, ritual o un hechizo para atraer el amor, la salud, el dinero y la prosperidad, dejalo en tu comentario!

Tradiciones y Costumbres Navideñas

Por: Tere Fernandéz


Origen de las tradiciones

Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente, de recordar lo que ocurrió en el pasado. Son hechos y obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita.

En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo el aspecto exterior, sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas intensamente. 

Existen muchas tradiciones y costumbres de la Navidad que nos ayudan a vivir el espíritu navideño, pero debemos recordar que este espíritu se encuentra en la meditación del misterio que se celebra.

A continuación, presentaremos algunas de éstas con una pequeña explicación acerca de su significado y origen:

El árbol de Navidad

Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el “divino Idrasil” o el “dios Odín”. A este dios se le rendía culto cada año, durante el solsticio de invierno, cuando para ellos, se renovaba la vida. La celebración de ese día consistía en adornar un árbol de encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol. En torno a este árbol bailaban y cantaban adorando a su divinidad.

Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania, derribó el árbol que representaba al dios Odín y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios. Lo adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano. Las manzanas representaban las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como Salvador.

Esta costumbre se difundió por toda Europa en la Edad Media. Por medio de la Conquista española y las migraciones, esta tradición llegó a América. Poco a poco, la tradición fue evolucionando: se cambiaron las manzanas por esferas y las velas, por focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo.

Las esferas, actualmente, simbolizan las oraciones que hacemos durante el periodo de Adviento. Los colores de las esferas también tienen un significado simbólico:

  • azules; oraciones de arrepentimiento


  • plateadas; de agradecimiento


  • doradas; de alabanza


  • rojas; de petición



  • Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que representa la fe que debe guiar nuestras vidas.

    También, se suelen poner adornos de diversas figuras en el árbol de Navidad. Éstos representan las buenas acciones y sacrificios, los “regalos” que le daremos a Jesús en la Navidad.

    Para aprovechar la tradición: Se sugiere adornar el árbol de Navidad a lo largo de todo el Adviento, explicando a los niños su profundo simbolismo crisitiano. Los niños elaborarán sus propias esferas (24 a 28, dependiendo de los días que tenga el Adviento) con una oración o un propósito en cada una. Conforme pasen los días, las irán colgando en el árbol de Navidad, hasta el día del Nacimiento de Jesús.



    Las tarjetas de Navidad

    La costumbre de enviar mensajes navideños se originó en las escuelas inglesas, donde se pedía a los estudiantes que escribieran algo que tuviera que ver con la temporada navideña, antes de salir de vacaciones de invierno. Las tarjetas se enviaban por correo a su casa y así sus padres recibían un mensaje de Navidad.
    En 1843, W.E. Dobson y Sir Henry Cole hicieron las primeras tarjetas de Navidad impresas, con la única intención de poner al alcance del pueblo inglés las obras de arte que representaban al Nacimiento de Jesús.
    En 1860, Thomas Nast, creador de la imagen de Santa Claus, organizó la primera venta masiva de tarjetas de Navidad en las que aparecía impresa la frase “Feliz Navidad”.
    Es una costumbre muy bonita, pues a través de las tarjetas se puede comunicar a todos nuestros seres queridos la alegría que sentimos por el Nacimiento de Cristo.


    Los villancicos

    Se dice que el compositor de los primeros villancicos fue el Marqués de Santillana, que compuso una serie de canciones para celebrar, con sus tres hijos, el misterio de la Navidad.

    Sin embargo, los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos por los evangelizadores en el siglo V, con la finalidad de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer.
    Sus letras hablaban sobre el Misterio de la Encarnación en lenguaje popular y estaban inspirados en la liturgia de la Navidad.

    Como se llamaba “villanus” al aldeano, con el tiempo, el nombre cambió a “villancicos”. Éstos hablan en un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo.
    En el siglo XIII, se extienden por todo el mundo junto con los nacimientos de San Francisco de Asís.

    Los villancicos favorecen la participación en la liturgia de Adviento y de Navidad. Cantar villancicos es un modo de demostrar nuestra alegría y gratitud a Jesús y escucharlos durante el Adviento ayuda a la preparación del corazón para el acontecimiento de la Navidad.


    San Nicolás

    La imagen de Santa Claus, el viejecito regordete y sonriente que trae regalos a los niños buenos el día de Navidad, tuvo su origen en la historia de San Nicolás.

    Nicolás nació en una antigua provincia de Asia Menor, en el siglo IV. La capital, Mira, estaba cerca del mar (hoy, corresponde al sudoeste de Turquía) y era una sede episcopal. Nicolás fue escogido obispo de esta sede y ahí se hizo famoso por su extraordinaria piedad. Estuvo encarcelado por defender su fe durante la persecución de Diocleciano. Sus reliquias se encuentran en el pueblo de Bari, Italia.

    Existen varias leyendas que hablan acerca de la vida de este santo:
    Se dice que fue heredero de una gran fortuna, misma que dedicó a ayudar a los pobres que conocía. Nicolás era feliz ayudando a los demás, especialmente a los pobres y a los esclavos. Era bueno, generoso y tenía un gran sentido del humor.
    En cierta ocasión, el jefe de la guardia romana de aquella época, llamado Marco, quería vender como esclavo a un niño muy pequeño llamado Adrián y Nicolás se lo impidió.

    En otra ocasión, Marco quería apoderarse de unas jovencitas si su padre no le pagaba una deuda. Nicolás se enteró del problema y decidió ayudarlas. Tomó tres sacos llenos de oro y en la Noche de Navidad, en plena obscuridad, llegó hasta la casa y arrojó los sacos por la chimenea, salvando así a las muchachas.

    Marco quería acabar con la fe cristiana, mandó quemar todas las iglesias y a encarcelar a todos los cristianos que no quisieran renegar de su fe. Así fue como Nicolás fue capturado y encarcelado.
    Cuando el emperador Constantino se convirtió a la fe católica, liberó a todos los cristianos y Nicolás era ya viejo. Cuando salió de la cárcel, tenía la barba crecida y blanca y llevaba sus ropajes rojos, que lo distinguían como obispo. Con todo, los largos años de cárcel no lograron quitarle su bondad y su buen humor.

    Los cristianos de Alemania tomaron la historia de los tres sacos de oro echados por la chimenea el día de Navidad y la imagen de Nicolás al salir de la cárcel, para entretejer la historia de Santa Claus, viejecito sonriente y gordinflón, vestido de rojo, que entra por la chimenea el día de Navidad para dejar regalos a los niños buenos.

    El Nombre de Santa Claus viene de la evolución paulatina del nombre de San Nicolás: St. Nicklauss, St. Nick, St. Klauss, Santa Claus, Santa Clós.

    Para dar un sentido cristiano a la tradición: El ejemplo de San Nicolás nos enseña a ser generosos, a dar a los que no tienen y a hacerlo con discreción, con un profundo amor al prójimo. Nos enseña a estar pendiente de las necesidades de los demás, a salir de nuestro egoísmo, a ser generosos no sólo con nuestras cosas sino también, con nuestra persona y nuestro tiempo.

    La Navidad es un tiempo propicio para imitar a San Nicolás en sus virtudes. Cada año, parece como si el espíritu de Nicolás efectivamente viniera a la tierra y se introdujera a todas las casas de manera misteriosa (tal vez por la chimenea), influyendo en todas las personas, que en esta época se muestran más dispuestos que nunca a dar regalos, desprenderse de lo propio y ayudar a los demás. Seguramente, San Nicolás ha de sonreír desde el Cielo, al ver cómo la gente se vuelve generosa y desinteresada, ocultando su identidad detrás de la imagen exagerada y graciosa de él mismo.


    Los nacimientos

    El Papa San Sixto III, en el siglo V, ya celebraba la Navidad con algunas representaciones del nacimiento de Cristo que se realizaban en una gruta semejante a la de Belén que él mismo había mandado construir en una Iglesia.
    Sin embargo, se considera a San Francisco de Asís el fundador de los Nacimientos quien, en 1223, quiso celebrar una “Noche Buena” en la que se reviviera el recuerdo de Jesús nacido en Belén.

    Para que todos pudieran comprender mejor las condiciones en que sucedió, puso un Nacimiento en el bosque con personas y animales vivos. Esta actividad gustó mucho a las personas que asistieron y se popularizó. Con el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a sustituir a las personas y animales con figuras de madera o de barro. Esta tradición fue acogida con gran cariño por todo el mundo cristiano desde el siglo XVI.

    Para dar un sentido cristiano a la tradición: Poner un Nacimiento en casa, en el que podemos contemplar la imagen de Belén, el pesebre, lo pastores, los magos, José y María, puede ser además de una actividad que fomenta la unión familiar, una imagen que nos ayude a meditar en el misterio de la Navidad y en las virtudes de cada uno de los personajes. A través de los sentidos, se eleva nuestro espíritu ante este gran acontecimiento. El Nacimiento nos invita a reflexionar en el gran misterio de Dios hecho hombre por amor al hombre.


    La flor de Nochebuena

    Esta flor es originaria de México. Su nombre náhuatl es “tlazochitl” que significa “flor que se marchita”. Para los aztecas simbolizaba la sangre de los sacrificios que los indígenas ofrendaban al sol para renovar sus fuerzas. Los españoles la bautizaron como flor de Nochebuena porque florece en diciembre y la utilizaron como símbolo de las fiestas navideñas.



    Las posadas

    Las posadas son fiestas que tienen como fin, preparar la Navidad. Comienzan el día 16 y terminan el día 24 de Diciembre.

    Su origen se remonta a los tiempos de la conquista:
    Cuando los españoles llegaron a México, los aztecas creían que durante el solsticio de invierno, el dios Quetzalcóatl (el sol viejo) bajaba a visitarlos. Cuarenta días antes de la fiesta, compraban los mercaderes a un esclavo fornido y lo vestían con los atavíos del mismo dios Quetzalcóatl. Antes de vestirlo, lo purificaban. En la noche, lo enjaulaban y lo alimentaban muy bien. Salían con él por la ciudad y él iba cantando y bailando para ser conocido por su semejanza a Dios. Las mujeres y los niños le ofrecían ofrendas. Nueve días antes de la fiesta, venían ante él dos viejos muy venerables del templo y se humillaban ante él en una ceremonia en la que le decían: “Señor, sabrás que de aquí en nueve días se te acabará este trabajo de bailar y cantar porque entonces has de morir". El esclavo debía responder: “que fuese muy en buena hora”.

    Llegado el día de la fiesta, a media noche, después de honrarlo con música e incienso, lo tomaban los sacrificadores y le sacaban el corazón para ofrecérselo a la luna. En los templos hacían ese día grandes ceremonias. En dichas ceremonias, dirigidas por los sacerdotes, se incluían ritos y bailes sagrados representando la llegada de Quetzalcóatl, así como ofrendas y sacrificios humanos en honor a él.

    Durante el mes de diciembre, no sólo festejaban a Quetzalcóatl, sino que también celebraban las fiestas en honor a Huitzilopochtli. Estas duraban veinte días, iniciaban el 6 de diciembre y terminaban el 26 del mismo mes. Eran fiestas solemnes estaban precedidas por 4 días de ayuno y se coronaba al dios Huitzilopochtli, poniendo banderas en los árboles frutales. Esto es a lo que llamaban el “levantamiento de banderas”.

    En el gran templo, ponían el estandarte del dios y le rendían culto. El pueblo se congregaba en los patios de los templos, iluminados por enormes fogatas para esperar la llegada del solsticio de invierno. El 24 de diciembre, por la noche y al día siguiente, 25 de diciembre, había fiestas en todas las casas. Se ofrecía a los invitados una rica comida y unas estatuas pequeñas de pasta llamada “tzoatl”.

    Los misioneros españoles, que llegaron a México a finales del siglo XVI, aprovecharon estas costumbres religiosas para introducir entre los indígenas el espíritu evangélico. Así, transformaron las fiestas aztecas en fiestas cristianas, para que sirvieran como preparación para recibir a Jesús en su corazón el día de Navidad.

    En 1587, el superior del convento de San Agustín de Acolman, Fray Diego de Soria, obtuvo del Papa Sixto V, un permiso que autorizaba en la nueva España la celebración de las "Misas de Aguinaldos", del 16 al 24 de diciembre. En estas Misas, se intercalaban pasajes y escenas de la Navidad. Para hacerlas más atractivas y amenas, se les agregaron luces de bengala, cohetes y villancicos. Posteriormente, la piñata.

    En San Agustín de Acolman, con los misioneros agustinos, fue donde tuvieron origen las posadas. Los misioneros convocaban al pueblo al atrio de las iglesias y conventos y ahí rezaban una novena. Se iniciaba con el rezo del Santo Rosario, acompañado de cantos y representaciones basadas en el Evangelio, como recordatorio de la espera del Niño y del peregrinar de José y María de Nazaret a Belén para empadronarse. Las posadas se llevaban a cabo los nueve días previos a la Navidad, que puede simbolizar los nueve meses de espera de María. Al terminar, los monjes repartían a los asistentes fruta y dulces que simbolizaban las gracias que recibían aquellos que aceptaban la doctrina de Jesús.

    Esta costumbre, con el tiempo se comenzó a realizar en barrios y luego, pasaron a formar parte de la vida familiar. Según la tradición, una Posada comienza con el rezo del Rosario y el canto de las letanías. Durante el canto, los asistentes forman dos filas que terminan con 2 ó 4 niños que llevan a la Santísima Virgen y a San José, llamados "peregrinos", que van a Belén. Al terminar las letanías, se dividen en dos grupos: uno entra a la casa y otro pide posada, imitando a San José y la Santísima Virgen cuando llegaron a Belén. Los peregrinos reciben acogida por parte del grupo que se encuentra en el interior. Luego de esto, siguen los alegres villancicos y termina la fiesta rompiendo piñatas y distribuyendo los "aguinaldos".

    Versos para pedir posada:



    Significado de la tradición:

    Preparar con alegría y oración nuestro corazón para la venida de Jesucristo. Recordar y vivir los momentos que pasaron José y María antes del nacimiento de Jesús.

    Las piñatas y los aguinaldos

    Las piñatas tienen su origen en China, donde en primavera, al inicio del año chino, se llevaba a cabo una ceremonia en la cual los chinos elaboraban con papel la figura de un buey, la cubrían con papeles de colores y le colgaban algunos adornos con motivos agrícolas.

    Los colores de la figura simbolizaban las condiciones en que se desarrollaría el año con respecto a la agricultura. Se rellenaban con cinco clases de semillas que caían cuando los mandarines le pegaban a la piñata con varas de diferentes colores. Cuando ya estaba vacía, se quemaba y la gente trataba de obtener parte de las cenizas considerando que daba buena suerte para todo el año.

    Al pasar esta costumbre a Europa, en Italia la utilizaron para las fiestas de Cuaresma, dándole un sentido religioso:

    La piñata está hecha con una olla de barro cubierta con papel de colores brillantes y representa al demonio, que suele presentar al mal como algo llamativo para que cautive al hombre y caiga en la tentación.

    La piñata clásica tiene siete picos que representan a los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.

    El hombre que le pega a la piñata representa la fe que debe ser ciega, por eso lleva una venda en los ojos. Con la ayuda de Dios, se destruye al mal y así se descubren los frutos que hay dentro de la piñata y se dejan caer las gracias de Dios.

    El palo con que se le pega a la piñata representa a la fuerza de la virtud que rompe con los falsos y engañosos deleites del mundo. Las virtudes que hay que cultivar para vencer los pecados capitales son: contra la soberbia, la humildad; contra la avaricia, la magnanimidad; contra la ira, la paciencia; contra la envidia, la generosidad; contra la lujuria, la castidad; contra la gula, la templanza; contra la pereza, la diligencia.

    El relleno de la piñata es símbolo del amor de Dios porque al romper con el mal, se obtienen los bienes anhelados; es símbolo de esperanza porque todos ven hacia arriba, con los ojos puestos en el cielo que es de donde vendrá el premio celestial

    De Italia, la costumbre de romper piñatas en Cuaresma llegó a España y los españoles organizaron una fiesta el primer domingo de cuaresma. a la que llamaron “Baile de la piñata”. Romper la piñata al inicio de la Cuaresma, simbolizaba el deseo de acabar con el mal en la propia vida, la conversión del corazón para volver a Dios y recibir los bienes eternos.

    A principios del siglo XVI, esta tradición era desconocida en América. Sin embargo, en México, los indios mayas, que gustaban mucho del deporte, tenían un juego en el que trataban de romper con los ojos vendados una olla de barro llena de chocolate que se balanceaba detenida de una cuerda. A los frailes evangelizadores se les ocurrió que serviría de catequesis el dar un sentido religioso al juego de la olla, enseñándoles el significado religioso de las piñatas y promoviendo que se rompieran durante el tiempo de adviento como un complemento a las fiestas de las posadas y con el mismo sentido de conversión que le daban los europeos.

    Los aguinaldos son bolsitas o canastas con dulces y galletas que se entregan a las personas que, por su edad o por su salud, no pueden acercarse a recoger los dulces y las frutas de las piñatas. La idea de que nadie se quede sin recibir los beneficios de la piñata y sin participar de la alegría de la fiesta.

    Las pastorelas

    En el siglo XVI, en Italia, Torcuato Taso dio a conocer el género teatral “fábula pastoril” que era una pastorela o villancico escenificado. La palabra pastorela viene del italiano “pastorella”, que en español significa pastorcilla.

    En México, los mayas y los aztecas, hacían representaciones dramáticas de diferente tipos: cacerías, hombres disfrazados de animales, curaciones importantes, etc. Estas representaciones tenían un carácter religioso y se llevaban a cabo frente a los templos de sus dioses. Los misioneros aprovecharon las inquietudes teatrales y religiosas del pueblo para evangelizarlos, suplantando poco a poco sus ritos paganos por las pastorelas.

    El inicio formal de las pastorelas, según algunos historiadores, fue en 1527 en Cuernavaca con “La comedia de los reyes”. En 1530, se escenificó “La Natividad Gozosa de nuestro Salvador”. Poco a poco, se comenzó a escenificar el peregrinar de José y de la virgen María y se fueron incorporando las aventuras de los pastores y las tentaciones que lograron vencer para llegar a Jesús. En las pastorelas se ve claramente la lucha entre el bien y el mal.

    Las pastorelas son una bellísima, tierna e ingenua representación escénica, de marco festivo y alegre, que refiere acontecimientos previos a la venida de Jesús y termina con el esplendor inocente del pesebre y la adoración de los pastores. En ésta se mezclan personajes divinos y humanos donde el destino eterno de los hombres ocupa el papel central de la trama. Los personajes centrales son Dios, la Virgen y los pastores que acuden a adorar al niño Jesús en la gruta de Belén. Las pastorelas son jocosas y alegres, presentan al diablo ridiculizándolo y terminan siempre con su derrota, con el triunfo del bien sobre el mal. Se trata de despertar en los oyentes los más nobles sentimientos de amor, dando una moraleja y un mensaje de tipo religioso donde se exalta la fe cristiana.

    Y un niño ha nacido”



    “La estrella magnífica

    se empina entre todas

    y alumbra el pesebre

    con luz de alborada:

    y llegan pastores

    con tímida ofrenda,

    y llegan los reyes

    a ver el milagro.

    Dormidos los hombres

    soñando grandezas

    no ven que a su vera

    florece el milagro.

    La noche está en calma,

    ¡un niño ha nacido!”


    María Olimpia de Obaldía

    “Y un niño ha nacido” (fragmento)

    Navidad de 1958

    Fiesta de la Epifanía o Día de Reyes



    Por: Tere Fernández

    Origen de la fiesta:

    El 6 de enero se celebraba desde tiempos inmemoriales en Oriente, pero con un sentido pagano: En Egipto y Arabia, durante la noche del 5 al 6 de enero se recordaba el nacimiento del dios Aion. Creían que él se manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de invierno que coincidía hacia el 6 de Enero. En esta misma fecha, se celebraban los prodigios del dios Dionisio en favor de sus devotos.
    La fiesta de la Epifanía sustituyó a los cultos paganos de Oriente relacionados con el solsticio de invierno, celebrando ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios que vinieron de Oriente a adorarlo. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia.

    La historia de los Reyes Magos se puede encontrar en San Mateo 2, 1-11.

    “Después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿dónde está el que ha nacido, el Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.
    Al oír esto, el Rey Herodes se puso muy preocupado; entonces llamó a unos señores que se llamaban Pontífices y Escribas (que eran los que conocían las escrituras) y les preguntó el lugar del nacimiento del Mesías, del Salvador que el pueblo judío esperaba hacia mucho tiempo.
    Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el Profeta:

    Y tú, Belén tierra de Judá
    de ningún modo eres la menor
    entre las principales ciudades de Judá
    porque de ti saldrá un jefe
    que será el pastor de mi pueblo Israel

    Entonces Herodes, llamando aparte a los magos, los envió a la ciudad de Belén y les dijo: Vayan e infórmense muy bien sobre ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.
    Los Reyes Magos se marcharon y la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos hasta que fue a pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella, sintieron una gran alegría.
    Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Se hincaron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego, habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, (pues él quería buscar al Niño para matarlo), regresaron a su país por otro camino.”


    Podemos aprovechar esta fiesta de la Iglesia para reflexionar en las enseñanzas que nos da este pasaje evangélico:

    *Los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que tienen.

    * La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos. Hoy en día, el Evangelio es lo que anuncia a todos los pueblos el mensaje de Jesús.

    * Los Reyes Magos no eran judíos como José y María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia), siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio.

    * Los Reyes Magos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron. Era un camino largo, difícil, incómodo, cansado. El seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo vale la pena.

    * Los Reyes Magos tuvieron fe en Dios. Creyeron aunque no veían, aunque no entendían. Quizá ellos pensaban encontrar a Dios en un palacio, lleno de riquezas y no fue así, sino que lo encontraron en un pesebre y así lo adoraron y le entregaron sus regalos. Nos enseñan la importancia de estar siempre pendientes de los signos de Dios para reconocerlos.

    Los Reyes Magos fueron generosos al ir a ver a Jesús, no llegaron con las manos vacías. Le llevaron:

  • oro: que se les da a los reyes, ya que Jesús ha venido de parte de Dios, como rey del mundo, para traer la justicia y la paz a todos los pueblos;







  • incienso: que se le da a Dios, ya que Jesús es el hijo de Dios hecho hombre;







  • mirra: que se untaba a los hombres escogidos, ya que adoraron a Jesús como Hombre entre los hombres.







  • Esto nos ayuda a reflexionar en la clase de regalos que nosotros le ofrecemos a Dios y a reconocer que lo importante no es el regalo en sí, sino el saber darse a los demás. En la vida debemos buscar a Dios sin cansarnos y ofrecerle con alegría todo lo que tenemos.

    * Los Reyes Magos sintieron una gran alegría al ver al niño Jesús. Supieron valorar el gran amor de Dios por el hombre.

    * Debemos ser estrella que conduzca a los demás hacia Dios.

    Significado de la fiesta:

    Antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos y la alegría y la paz, la felicidad y el amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los hombres.

    Con la venida de Cristo se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía celebramos que Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos.
    Epifanía quiere decir "manifestación", iluminación. Celebramos la manifestación de Dios a todos los hombres del mundo, a todas las regiones de la tierra. Jesús ha venido para revelar el amor de Dios a todos los pueblos y ser luz de todas las naciones.

    En la Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos los hombres. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada uno de los hombres, y ha venido a salvar a todos los hombres, sin importar su nacionalidad, su color o su raza.
    Es un día de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos nuestra adoración como los magos.

    Origen de la Rosca de Reyes


    Después de que los Reyes adoraron a Jesús, un ángel les avisó que no regresaran donde Herodes y ellos regresaron por otro camino. Herodes al enterarse que había nacido el Rey que todos esperaban, tuvo miedo de perder su puesto y ordenó matar a todos los niños menores de dos años entre los cuales se encontraría dicho Rey.
    La Sagrada Familia huyó a Egipto y el niño Dios se salvó, otras familias escondieron a los bebés en tinajas de harina y así no fueron vistios y salvaron sus vidas. Desde entonces, los judíos comían pan ázimo el 6 de enero en el que escondían un muñeco de barro recordando este acontecimiento.

    Los primeros cristianos tomaron un poco de esta tradición y la mezclaron con la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la Epifanía: cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de Rosca, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto, como higos, dátiles y algunas nueces.

    Para los cristianos, la forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin. Los confites son las distracciones del mundo que nos impiden encontrar a Jesús.

    El muñequito escondido dentro de la rosca, simboliza al Niño Jesús que los reyes no encontraban porque la estrella desaparecía.

    Esta costumbre de los cristianos de Palestina llegó a Europa y posteriormente a América.

    En México, el que encuentra el muñequito de la rosca se convierte en el centro de la fiesta: se le pone una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le da el nombramiento de “padrino del Niño Jesús”.

    El padrino deberá vestir con ropas nuevas a la imagen del niño Jesús del nacimiento y presentarlo en la Iglesia el día 2 de Febrero, día de la Candelaria. Después hará una fiesta con tamales y atole.

     
    Sugerencias para vivir esta fiesta 

    Reflexionar y contestar las siguientes preguntas:
  • ¿qué regalo le voy a dar a Jesús este año que comienza?; 



  • ¿qué puedo cambiar para ser mejor?; 



  • ¿qué regalos le voy a ofrecer a Jesús?; 



  • ¿me encuentro alegre porque Dios me ama?; 



  • ¿tengo fe en Dios?; ¿sé vivir en la pobreza?; 



  • ¿soy generoso (con mi tiempo, con mi persona, con los demás)?; 



  • ¿suelo perseverar en mi vida espiritual a pesar de las dificultades que se me presentan?; 



  • ¿obedezco a Dios con prontitud?









  • Mantel del amor



    Un sacerdote recién asignado a una iglesia en los suburbios de Brooklyn, New York, llegó a comienzos de octubre entusiasmado. Pero al entrar al templo encontró una capilla en franco deterioro, por lo que se propuso tener todo listo para la misa de Navidad. Y así fue, pues el 18 de diciembre ya tenía todo listo.

    El 19 de diciembre pasó una terrible tempestad y quedó un enorme hueco detrás del púlpito.

    Muy triste el sacerdote cerró la iglesia y se encontró con un buhonero y le llamó la atención un mantel hermoso, que curiosamente cubría el enorme hoyo detrás del altar.

    De regreso a la casa cural se encontró con una mujer que había perdido el bus y la invitó a la iglesia a esperar el otro transporte, que pasaría 45 minutos después. Al colocar el mantel, la mujer notó que era el mantel que ella había bordado en Austria antes de ser exiliada, y fue esa la última vez que vio a su esposo. El cura se condolió de la mujer y la llevó hasta su casa en su auto.

    El día de la Navidad se hizo la misa, pero solo quedó un señor que le explicó al padre que ese mantel lo había bordado su esposa, de la cual no había sabido más desde hace década. El padre se percató de que tenía en sus manos un reencuentro navideño, todo gracias a un mantel que encontró, luego de una tormenta.

    Susto en Navidad



    Mientras todos los niños ayudaban en sus casas en los preparativos para la Nochebuena, Pedro, de 7 años de edad, trabajaba en la joyería de Don Juan para ayudar con el sostenimiento de su casa. Don Juan era un joyero de mucho dinero, pero al mismo tiempo, un hombre sin familia, a quien solamente le importaba el dinero y miraba a Pedro como un simple trabajador, mas no como un niño.

    El día de Navidad, Pedro quería retirarse temprano del trabajo para comprar algunas cosas para la cena y ayudar a su mamá.

    Pedro quería irse a casa temprano, mas al joyero le importó más el negocio.

    Pese a tantas réplicas, Don Juan no escuchó el clamor de Pedrito.

    Más tarde, el joyero pegó un grito y alegó que había visto un fantasma.

    El miedo era tal que don Juan le prometió a su pequeño empleado que le pagaría el doble si lo acompañaba esa noche.

    Mas Pedro, astutamente, lo invitó a su casa a compartir la Navidad sin pago alguno.

    Don Juan aceptó y cuando llegaron a la casa de Pedro, se quedó muy impresionado porque en esa humilde casa, había mucha alegría y generosidad.

    Aquel viejecillo sonrió como nunca lo había hecho, se dio cuenta de que nunca había tenido una Navidad y ahora la compartía con una familia muy sencilla y amable. Sus mejillas se sonrojaron y corrieron lágrimas de la felicidad que sentía. De esta manera, aprendió a ser más justo y a desprenderse de sus bienes en favor de los más necesitados.

    Los viejitos tristes

    Muchos hemos olvidando que la Nochebuena
    celebra la llegada de Jesús a la Tierra 
    para esparcir amor y que las bendiciones son para los ricos, 
    los niños, los adultos, los pobres, y los viejitos.



    Raúl Benoit
    Escritor

    Los viejitos tristes se asomaban por la ventana esperando ver un rostro conocido acercarse a su casa.

    Desde la “noche de las velitas” o del alumbrado a la Virgen Inmaculada, el día anterior al 8 de diciembre cuando se celebra la Concepción de María, ellos se prepararon para recibir a los hijos y nietos, con sabrosas viandas, pero nadie llegó.

    Sus hijos, ocupados en intensas faenas de comprar en almacenes, saciando la voracidad consumista que aprendieron de ellos, no les cruzó por la mente la promesa hecha. Se excusaron argumentando que “la Navidad es solo para los niños”, como si fuera un asunto comercial.

    Ofrecieron compensar a los abuelos dando su palabra de que el primer día de la novena de aguinaldo o las posadas navideñas, los visitarían para rezar y cantar juntos.

    Debido a que los viejitos han sufrido la soledad, hace mucho tiempo reconciliaron en su espíritu la idea de que las festividades decembrinas son fechas de recogimiento familiar, donde un abrazo y un beso son más reconfortantes que regalar una muñeca Barbie o un juego virtual de Wii.

    Esta semana visité una tienda de juguetes, junto a mi hija Michelle, midiendo el termómetro de sus deseos; mientras ella escogía pensé que en ese lugar debían haber muchos hijos que olvidaron a sus viejitos.

    Las filas interminables daban vueltas por los pasillos y los clientes empujaban los carros repletos de cajas con juguetes que en poco tiempo pasarán a ser un montón de cacharros desatendidos en el cuarto de san Alejo.

    Una esposa preguntaba: ¿Qué les regalamos a mis papás? A lo que el marido respondió: ¡No les compremos nada! ¡Joden mucho! Además, todo lo guardan en el cajón con naftalina”.

    Oír sobre la naftalina me hizo recordar una anécdota familiar. Cuando mis hijos mayores estaban pequeños y visitábamos a mi padre, creían que el olor de esas bolitas pesticidas que, en antaño, las usaban en los armarios para espantar polillas y cucarachas, estaba relacionado con la Navidad. Era tan fuerte el aroma que opacaba el de pino silvestre, que papá esparcía para ambientar la velada.

    También rememoré a mis hermanas lamentándose de que él jamás usaba las camisas y las corbatas que le regalaban, guardándolas en las bolsas originales, custodiadas por las pepitas fumigantes y adornadas con bichos patas arriba.

    Lo que ninguno de nosotros comprendía y tuvieron que pasar varios años para entenderlo, era que él le daba poca importancia a los regalos recibidos, mucha a los que entregaba, pero más valor a nuestra visita que festejaba con villancicos y música clásica, como una feria de amor en su corazón.

    Los viejitos tristes no recibieron la visita el primer día de la novena navideña como les prometieron. Esa noche, solitarios, comieron un platico de arroz con leche, sazonado con lágrimas que se escurrieron por sus mejillas, lamentando no haber tallado en el corazón de sus hijos y nietos más afecto y cariño, en vez de abrumarlos con regalos y cosas materiales. Muchos hemos olvidando que la Nochebuena celebra la llegada de Jesús a la Tierra para esparcir amor y que las bendiciones son para los ricos, los niños, los adultos, los pobres, y los viejitos.

    www.raulbenoit.com

    FELIZ NAVIDAD!!!

    ..................★. "Te deseo
    ................*✱ ♥. .12 meses de prosperidad,
    ..............*♥☮-*※.52 semanas de @legría,
    ...........*✱ *♥*❉**.365 días de éxito,
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    ..... ҈ -*♥**❉**☮*o*✱*♥*
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    Oración para despedir el año




    Autor desconocido

    Antes de finalizar el año, es oportuno un momento de comunicación con Dios, así expresarle gratitud por el don de la vida, la salud, la familia; también perdón por las fallas cometidas e implorarle su protección en el nuevo año que comienza.


    Señor, dueño del tiempo y de la eternidad,
    tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
    Al terminar este año quiero darte gracias
    por todo aquello que recibí de Ti.


    Gracias por la vida y el amor,
    por las flores, el aire y el sol,
    por la alegría y el dolor,
    por cuanto fue posible y por lo que no.
    Te ofrezco cuanto hice en este año,
    el trabajo que pude realizar
    y las cosas que pasaron por mis manos.

    Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,
    las amistades nuevas y los antiguos amores,
    los más cercanos a mí y los que estén más lejos,
    los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,
    con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.


    Pero también, Señor, hoy quiero pedirte perdón.
    Perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
    por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
    Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
    y perdón por vivir sin entusiasmo.


    También por la oración que poco a poco fui aplazando
    y que hasta ahora vengo a presentarte.
    Por todos mis olvidos, descuidos y silencios,
    nuevamente te pido perdón.
    En los próximos días iniciaremos un nuevo año
    y detengo mi vida ante el nuevo calendario,
    y te ofrezco estos días a Ti,
    pues sólo Tú sabes si los llegaré a vivir.


    Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
    la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
    Quiero vivir cada día con optimismo y bondad,
    llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
    Cierra Tú mis oídos a toda falsedad
    y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
    Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno.
    Que mi espíritu se llene sólo de bendiciones
    y las derrame a mi paso.
    Cólmame de bondad y de alegría para que,
    cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí,
    encuentren en mi vida un poquito de Ti.
    Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad. 

    Amén

    Oración Navideña

    Padre celestial,
    nuevamente llega este día de gozo
    y corona un año más
    con paz y buena voluntad.



    Ayúdanos a recordar
    como es debido el nacimiento de Jesús para que participemos del canto de los ángeles, la alegría de los pastores
    y la adoración de los Magos.
    Cierra las puertas del odio y abre las del amor por todo el mundo.

    Envía bondad en cada regalo y buenos deseos en los saludos navideños.

    Líbranos del mal por medio de la bendición de Jesucristo
    y enséñanos a ser alegres
    y limpios de corazón.

    Que en la mañana de Navidad
    nos alegremos de ser Tus hijos,
    y a la noche nos durmamos
    llenos de gratitud,
    perdonando y perdonados,
    por amor a Jesús.

    Amén.

    Henry Van Dyke

    Un árbol de navidad



    Contemplando la hermosura de un árbol de Navidad, me pregunto: ¿qué significa ese abeto para mí?
    El árbol de hoja perenne simboliza a Jesús, que vive inconmoviblemente en mi corazón. No muere en el invierno de mis dificultades, sino que siempre me acompaña.
    La estrella en la punta del árbol es como aquel lucero inolvidable que alumbró el camino hacia el humilde primer hogar de mi Salvador hace más de dos mil años. Me recuerda, asimismo, que mire siempre hacia arriba, que en todo momento hay una estrella que resplandece de esperanza, aun en mis noches más oscuras.
    Los adornos simbolizan todo lo que es bueno y me colma la vida de alegría y variedad. No dedico tiempo con la suficiente frecuencia a agradecer a Dios las bendiciones que me da, e incluso las circunstancias tristes y los momentos difíciles que han hecho de mí quien soy hoy en día. La vida no sería vida sin la alegría y la tristeza, el bien y el mal.
    ¿Y las luces de colores? Me recuerdan a lo que hace Dios para iluminar mi camino por la vida. «Lámpara es a mis pies Tu palabra y lumbrera a mi camino» (Salmo 119:105). No tengo motivo para sentirme sola jamás.
    Y por último, los regalos al pie del árbol simbolizan los que yo le hago a Jesús. Al fin y al cabo, es Su cumpleaños. Le doy obsequios cada vez que entrego algo de corazón a los demás. Todas estas cosas hacen la Navidad.

    * * *
    Los regalos de más valor son a base de amor manifestado en forma de tiempo, amistad, compañía, generosidad, perdón y comprensión.

    * * *
    Lo más importante de la Navidad no son los regalos que se hacen, sino el amor que se brinda.
     
    Amanda White

    Navidad, vacío lleno de ausencias

    Hoy celebramos el permanecer vivos 
    y tratamos de dar sentido a cada momento de nuestra existencia 
    porque se nos escapa el sentido de la vida




    José Carlos García Fajardo


    Al llegar estas fechas, me embarga una cierta tristura, una extraña soledad; y eso que, solo con hijos y nietos, somos 24. De niños, comenzaba un tiempo nuevo, un tiempo de rito y de celebración. No sabíamos que contribuíamos al canto de la vida que supone el solsticio de invierno para que no se acabase la luz y volviera a salir el soldespués de la noche más larga del año.

    “Los ritos son necesarios”, le dice el zorro al Principito, “un rito es lo que distingue un día de otro, un tiempo de otro similar”. ¿Qué más dará una fecha que otra si el tiempo es usura de la vida? Ni sabemos cuándo nació Jesús, pero sí que en estos días se celebraban las noches más largas del año.

    Necesitamos la celebración siguiendo el curso de la naturaleza. Antes, celebraban la siega o la vendimia, los ritos de amor o de paso. O fiestas religiosas que venían a coincidir con ancestrales costumbres relacionadas con los ciclos de la agricultura.

    Hoy celebramos el permanecer vivos y tratamos de dar sentido a cada momento de nuestra existencia porque se nos escapa el sentido de la vida. Algo no va bien en el mundo y no nos atrevemos a corregir las causas contentándonos con aliviar algún efecto de esa injusticia estructural, para calmar algo la conciencia. De ahí las limosnas y los aguinaldos.

    Nos entregamos a un consumismo descabellado. Nos echamos a la calle a comprar para éste o para el otro, mientras durante el resto del año no somos capaces de encontrar un momento para saber cómo se encuentra, para escucharlo. Corremos el riesgo de convertir al otro en objeto de nuestra solicitud, cuando siempre es sujeto que sale al encuentro y nos interpela.

    Es nuestra asignatura pendiente, escuchar y acoger, dejarnos querer sin abrumar con nuestros consejos o con nuestros regalos. Dejar a las personas como están sin intentar cambiarlas. ¿Por qué cuando alguien dice que nos quiere pretende cambiarnos? Pero si tú me has conocido así, como un disparate que complementaba el tuyo, ¿por qué ahora que vamos madurando pretendemos cambiarnos?

    Deja a las piedras que sean piedras sin intentar transformarlas en pan. Cuando nos conocimos, nos sabíamos alas de un mismo vuelo, no nos deteníamos a mirarnos uno al otro sino que aprendimos a mirar juntos en la misma dirección; a compartir el pan y el vino pero sin morder el mismo trozo ni beber del mismo vaso. Aquel día, después de una crisis, comprendimos las palabras de Khalil Gibrán: Sed como las columnas del templo, todas sostienen la bóveda pero el aire circula entre ellas.

    En estos días de algarada tratemos de recuperar la cordura: no es Navidad porque lo digan los grandes almacenes. No es preciso agobiarnos gastando un dineral; ni comer y beber hasta perder el gusto por la comida y la bebida. Nos obligamos a reír y a divertirnos y, al final, es eso: nos di-vertimos, nos apartamos de nosotros mismos y del camino, extraviándonos.

    ¿No es en estas fiestas cuando nos acomete una extraña soledad, una especie de vacío que llamamos nostalgia y que no es más que angustia? Se diría que tenemos que caer bien a todo el mundo, felicitar hasta a las farolas y empeñarnos en retrasar la hora del sueño como si temiéramos no seguir viviendo. Esta es la más oculta razón de los ritos en el solsticio de invierno mientras que, en el de verano, por san Juan, tenemos que celebrar con cantos, bailes y hogueras la necesidad de afirmarnos y de perpetuarnos con todo nuestro ser.

    Para esto sirven los ritos y las celebraciones, para afirmarnos y aceptarnos, para asumir nuestra maduración y tratar de ser coherentes con las aportaciones de ese tiempo nuevo que vamos haciendo, porque el tiempo no existe. Lo hilamos según lo vamos necesitando; por eso hay un tiempo cronos, siempre igual, y un tiempo kairós, un tiempo existencial, de plenitud y de alborozo, de celebración y hasta de exceso.

    Por eso tenemos que aprovechar todos los momentos especiales para hacernos cómplices con la vida, y sostener con Sábato: “Tengo la convicción de que debemos penetrar en la noche y, como centinelas, permanecer en guardia por aquellos que están solos y sufren el horror ocasionado por este sistema que es mundial y perverso.

    Un grito en la mitad de la noche puede bastar para recordarnos que estamos vivos, y que de ninguna manera pensamos entregarnos”. Reconocer que nos debemos a nosotros mismos un gesto absoluto de confianza en la vida y de compromiso con el otro.

    Así lograremos trazar un puente sobre el abismo. Es una decisión que en este momento nos debe abrasar el alma. Como el auténtico honor, que no es sino un reconocimiento que la persona de bien se hace a sí misma. Y el camino, como sugería Kafka, consiste en ahondar en el propio corazón porque eso significa ahondar en el corazón de todos los seres humanos. Ya que todos nos buscamos sin saberlo.

    Depresión post-Navidad

    Hay que resignarse y reflexionar sobre la responsabilidad 
    de lo adquirido y antes de entrar en discusiones 
    bizantinas deberían sentarse a planear 
    una forma de enfrentar esa realidad.


    Raúl Benoit
    Periodista

    Sin haber terminado las fiestas navideñas, en el basurero del lugar donde vivo abundan los arbolitos con luces sin quitar. No son adornos viejos, sino recién comprados y la mayor parte de plástico.

    Estos objetos tirados sin consideración refrendan que vivo en un país capitalista, Estados Unidos, donde el consumismo es como si fuera una enfermedad infecciosa que carcome el alma de la gente.

    Nunca he entendido ni entiendo ni entenderé esa manía de las personas que viven aquí, de desechar lo nuevo sólo por estar a la vanguardia de las tecnologías o para que sus vecinos crean que la crisis financiera no los afectó.

    La realidad será otra cuando lleguen las cuentas por pagar, porque aunque tengamos mucho dinero o poco, a todos nos toca enfrentar esa depresión post–Navidad que nos desmoraliza y nos aplasta sin piedad después de las fiestas.

    El primer mes del año la vida nos da una bofetada y nos dice: ¡despierta a la realidad! ¡Paga por haberte divertido y por haber hecho feliz a los demás!

    La depresión post–Navidad, es un estado de ánimo en el cual preferimos no pensar cuando visitamos tiendas en diciembre gastando lo que no tenemos y comiendo desaforadamente los platos y los postres que, como una tentación, sirven familiares y amigos en las reuniones decembrinas.

    Un psicólogo me reveló que hay dos consultas que predominan al comenzar el año. La primera es motivada por discusiones de dinero en el matrimonio cuando llegan las cuentas por pagar y ninguno admite que se excedió comprando o fue pasivo en impedir que su pareja lo hiciera. La segunda consulta es en relación con el peso corporal. La gente se deprime porque consumió mucho. Aunque parezca insólito, algunas peleas conyugales surgen al reclamar por la gordura causada al excederse en comer.

    Ya ha pasado la temporada feliz y evitar las deudas o el sobrepeso de enero es imposible. Hay que resignarse y reflexionar sobre la responsabilidad de lo adquirido y antes de entrar en discusiones bizantinas deberían sentarse a planear una forma de enfrentar esa realidad.

    Para comenzar a quitarse culpas recomiendo almacenar todos los artículos que pudieran utilizarse en la siguientes fiestas, incluyendo bolsas de regalo y obsequios inútiles que dan los tíos anticuados y tacaños. Aunque también les propongo que, esos regalos inservibles o repetidos, en vez de llenar cajas y cajones, los ofrezcan en venta entre amistades y así recuperarán un porcentaje del dinero que derrocharon en las fiestas.

    Por otra parte, les sugiero recoger las luces navideñas y el arbolito de plástico que los vecinos tiraron al basurero. Lo cual pueden hacer cuando llegue la noche y así nadie se entera.

    Otro consejo es comenzar a ahorrar (una vez paguen las deudas) para los regalos, la comida de la Navidad de 2010 y, si se puede, para el gimnasio donde tendrán que rebajar las libras de más en 2011.

    ¡Quién los manda a dejarse contagiar por el consumismo!

    A pesar de los abatimientos y la depresión post–Navidad en la cual caemos casi todos los humanos, les aconsejo ponerle buena cara al Año Nuevo y sonreírle a la vida. Les deseo un 2010 lleno de éxitos.

    Prensa.com
    Perspectiva3 de enero de 2010

    El pesebre, verdadero sentido de la Navidad

    Pese a que el árbol de navidad es el ícono más usado en esta época del año, la representación del nacimiento de Cristo es la costumbre más importante de las festividades navideñas porque a través de él se representa el acontecimiento que dio inicio a la era cristiana, con la llegada del Salvador. La descripción de la escena del nacimiento de Jesús que hace el Evangelio es explícita pero sumamente sobria: "Mientras ellos estaban allí, se le cumplieron (a María) los días del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento".


    A través del pesebre o nacimiento, cada familia contempla la esencia del amor representada por la Sagrada Familia (José y María junto al Niño Dios) en un establo acompañados por el calor de unos animales y varios pastores: “Jesús, José y María no necesitaron mayores comodidades que la de un establo para entregarse al mundo, y es ese ejemplo de sencillez y austeridad el que debemos imitar para celebrar la Navidad”, reflexiona el padre Marcial Chupinagua.


    En esta Navidad, invite a sus hijos y familiares más cercanos a construir el pesebre en familia y aproveche esta oportunidad para evocar los momentos vividos por José y María previamente al nacimiento y luego, la felicidad por la llegada del Salvador. Asimismo, la visita de los Reyes Magos quienes con gran humildad adoraron al Niño en su humilde morada.


    El pesebre es una lección de vida y también de amor y sencillez. Cada elemento de esta representación es una oportunidad para reflexionar sobre los valores cristianos. He aquí el significado de las figuras que componen el nacimiento:


    Choza: Representa sencillez y humildad.



     



    San José: El hombre que nos inspira a la obediencia y la fortaleza.




    Virgen María: Representa la fidelidad y el amor a Dios, mujer compresiva y bondadosa.





    Niño Jesús: Guía espiritual, que se aloja en el corazón del hombre para transmitirle su amor al mundo.





    Buey: Su misión era mantener caliente la cuna del niño Jesús. Sirve como ejemplo a los hombres, para que mantengan en sus hogares un ambiente cálido y amoroso.


    Burro: Es el animal más humilde de la creación, motivo por el cual fue el elegido para acompañar a la Sagrada Familia en el pesebre.






    El ángel: Simboliza la bondad, el amor y la misericordia.






     



    Tres reyes magos: A través de sus obsequios (oro, incienso y mirra), le muestran a Jesús su naturaleza real y divina.



    Pastores: Representan la humildad, la sencillez, el servicio, la ayuda y la alegría de los humanos que cuidan con amor a su rebaño.


    Ovejas: Significan obediencia y docilidad, inspiran confianza.


    Estrella: Significa renovación. Representa la luz inagotable y refrescante que disipa las tinieblas para darnos esperanza.




    Trucos para mantener fresco su árbol de Navidad

    .

    Cinthia Almanza
    PA-DIGITAL

    El árbol de Navidad es tal vez uno de los símbolos más representativos de la Navidad.

    Es motivo de alegría y unión familiar. Su decoración es un tema obligado. Sin embargo, al adquirirlo debemos tomar en cuenta que este tipo de árbol no forma parte de nuestra flora, por lo tanto, su cuidado y mantenimiento deben ser especiales.

    Por ello, en esta edición le ofrecemos algunas recomendaciones que se deben poner en práctica a la hora de llevar el árbol a casa. La idea es mantenerlo hermoso, sano y con aroma el mayor tiempo posible, para que el espíritu de las fiestas perdure en nuestra casa y en nuestros corazones.

    Consistencia.
    En primer lugar, para asegurarse de que el árbol de Navidad que va a comprar no tiene mucho tiempo de haber sido cortado, le recomendamos revisar las agujas que forman las ramas. La mejor forma de hacerlo es tomar una y doblarla entre sus dedos, si se parte inmediatamente, el árbol no está fresco, porque las agujas de los arbolitos frescos se doblan en vez de partirse.

    Color.
    Busque un árbol que tenga una coloración igual en todas sus ramas, porque algunos de estos se muestran de un verde profundo en algunas, pero en las otras se ven de un color grisáceo, lo que indica que se está secando.

    Poda.
    Realice un corte fresco que tome de ¼ a 1 pulgada de grosor en forma de disco, este corte debe ser perpendicular al eje del tallo.

    No realice el corte del tronco en ángulo o en forma de v, ya que esto dificulta mucho que el árbol se detenga en su base y reduce el agua disponible para este.

    Ubicación.
    Cuando lo ubique en su casa, asegúrese de que no quede cercano a las fuentes de calor, hacen que el árbol se seque más rápido.

    Tamaño.
    Al adquirir su arbolito, verifique el alto del lugar donde va a ubicarlo. Si la altura de la habitación es menor a 2 metros, este no debe medir más de 1,70 metros.

    En casas con techos altos se verán muy bien árboles altos, de hasta 2.10 metros.

    Humedad.
    Cuando ya tenga el árbol en su residencia, haga lo necesario para que no se seque muy rápido manteniendo su tronco en agua todo el tiempo, pero sin llegar a ahogarlo. Se recomienda llenar el recipiente donde introduzca el arbolito tres veces al día los primeros días que lo tenga en casa. En los comercios locales, o bien donde adquiera su árbol de Navidad, usted puede adquirir productos especializados para mantener fresco, sano y con aroma al mismo.

    Luminosidad.
    Procure que su árbol no reciba la luz solar directa. Tampoco lo ubique cerca o frente a fuertes corrientes de viento, mucho menos lo exponga a la lluvia. Para decorarlo, utilice focos que emanan poco calor. Los foquitos miniatura son excelentes en este sentido.

    Recuerde, un árbol de Navidad es un producto que viene de otro tipo de clima y temperaturas, por lo tanto, para que nos dure y alegre toda la Navidad, tome las medidas necesarias para cuidarlo y mantenerlo hermoso, sano y con ese aroma peculiar.

    Navidad

    Nada se paga tan caro 
    como decir lo que se piensa.
    Alfred Bougeard.



    Francisco Moreno Mejías
    PA-DIGITAL


    Ya hacía diez años que el chiricano Francisco Barría Serrano había salido de su Dolega natal y prosperaba en la pujante población de Changuinola. Tenía una mecedora instalada sobre una tarima a un extremo del enorme mostrador de su tienda de vender “de todo” y, siempre que no tuviera mejor cosa que hacer, se sentaba allí para fumarse un cigarrillo mientras veía cómo trataban sus hijas a la clientela y, sobre todo, cómo la clientela trataba a sus hijas, que eran dos bombones con muchos candidatos a hincarles el diente. Chico Barría era muy celoso y no permitía que ninguno se pasara de liso.

    Las chiricanitas aceptaban de buena gana trabajar en la tienda porque así satisfacían su innata coquetería y su padre soportaba que se exhibieran tras el mostrador porque la desconfianza de que un dependiente ajeno a la familia le robara era aún más fuerte que sus celos.

    Llegó la Navidad y Chico Barría decidió desmentir su fama de tacaño invitando a la cena familiar a sus empleados y a algunas autoridades y clientes importantes. Cerró la tienda temprano y mandó a “su gente” a descansar, diciéndoles que los esperaba por la noche en el jardín de la magnífica casa que mandó construir un par de años atrás.

    El primero que apareció fue Tobobe, un indio guaimí (entonces todavía no se decía eso de ngöbe-buglé) alto y fuerte, que vivía allí mismo porque de noche vigilaba las propiedades de su jefe y de día ejercía labores domésticas. Después llegaron el párroco don Tomás, el corregidor, el árabe que acababa de comprar el hotel, el chofer y el ayudante que hacían los repartos y hasta quince o veinte personas más. Una refrescante brisa esparcía por el jardín, junto con las alegres notas de unos villancicos, el apetitoso aroma de la cena que preparaban dentro de la casa. El aperitivo consistía en diversas bebidas alcohólicas de las mejores marcas, servidas a los invitados por un atento camarero.

    Las hijas de Chico Barría, que habían estado ayudando en la cocina, salieron a saludar a los invitados. La breve indumentaria doméstica acentuaba el esplendor de sus cuerpos, y el calor de los fogones ponía en sus lindos rostros un rubor de manzanas maduras. Las conversas cesaron al aparecer tanta belleza. Después que ambas hermanas distribuyeron saludos y sonrisas, la mayor dijo: «Ahora vamos a arreglarnos para que la Navidad nos coja bañaditas y fresquitas». Tobobe, que hasta entonces no había abierto la boca más que para trasegar alcohol en diversas variedades, dijo con la solemnidad propia de su raza: «Navidad soy yo». Aquella ocurrencia hizo soltar la carcajada a todos los presentes, menos al dueño de la casa, que llamó al que servía los tragos y le dijo señalando a Tobobe: «No le des más guaro a ese cholo».

    Tobobe, viendo que la montaña no venía a él, decidió ir él a la montaña. Se acercó al mostrador de las bebidas y llenó un vaso de doce onzas con el contenido de la primera botella que encontró. Chico Barría, que no le quitaba ojo de encima, agarró a Tobobe por un brazo y señaló hacia el extremo del jardín donde estaba su cuarto, como el amo manda a su rincón al perro mal portado. El fámulo obedeció con paso inseguro, pero sin soltar el vaso, que se iba derramando por los traspiés que daba. Al sacar de un bolsillo el pañuelo para secarse la mano mojada, se le cayó la cédula.

    Uno de los invitados la recogió del suelo y, tratando de averiguar quién era su dueño, leyó:
         «Nombre: Navidad de Jesús Machuca Montezuma.
          Lugar de nacimiento: Tobobe, Bocas del Toro».


    Panamá América
    Suplemento Día D
    2 de enero de 2011




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