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Antecedentes
Es difícil precisar cuándo comenzó a celebrarse la Navidad tal cual la conocemos hoy.
Entre los celtas y en el imperio romano la fiesta del nacimiento del sol era la festividad más importante del mundo pagano. El 25 de diciembre se rendía homenaje al dios sol para suplicarle por un nuevo año de luz y calor. Durante este antiguo culto solar los romanos pedían a sus dioses que permitieran que volviera el sol, ya que desde los primeros días de diciembre y hasta aproximadamente el 6 de enero imperaban los días oscuros y fríos, debido al solsticio de invierno.
En Roma las fiestas de las saturnalias se celebraban durante siete días a través de bulliciosas diversiones y banquetes. En las galias, Dinamarca y en los países celtas, se ofrecía sacrificio a los dioses. De acuerdo con la tradición druida, se colgaban cabezas de osos o de los guerreros enemigos en el árbol sagrado, que solía ser un encino o un pino. De ahí, una de las raíces de la tradición del pinito y las esferas de Navidad.
En el norte de Europa se celebraba una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza.
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