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Susto en Navidad



Mientras todos los niños ayudaban en sus casas en los preparativos para la Nochebuena, Pedro, de 7 años de edad, trabajaba en la joyería de Don Juan para ayudar con el sostenimiento de su casa. Don Juan era un joyero de mucho dinero, pero al mismo tiempo, un hombre sin familia, a quien solamente le importaba el dinero y miraba a Pedro como un simple trabajador, mas no como un niño.

El día de Navidad, Pedro quería retirarse temprano del trabajo para comprar algunas cosas para la cena y ayudar a su mamá.

Pedro quería irse a casa temprano, mas al joyero le importó más el negocio.

Pese a tantas réplicas, Don Juan no escuchó el clamor de Pedrito.

Más tarde, el joyero pegó un grito y alegó que había visto un fantasma.

El miedo era tal que don Juan le prometió a su pequeño empleado que le pagaría el doble si lo acompañaba esa noche.

Mas Pedro, astutamente, lo invitó a su casa a compartir la Navidad sin pago alguno.

Don Juan aceptó y cuando llegaron a la casa de Pedro, se quedó muy impresionado porque en esa humilde casa, había mucha alegría y generosidad.

Aquel viejecillo sonrió como nunca lo había hecho, se dio cuenta de que nunca había tenido una Navidad y ahora la compartía con una familia muy sencilla y amable. Sus mejillas se sonrojaron y corrieron lágrimas de la felicidad que sentía. De esta manera, aprendió a ser más justo y a desprenderse de sus bienes en favor de los más necesitados.

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